A las puertas de la Ribera de Duero descansa tranquilo un pequeño pueblo que sirve al visitante raciones de hospitalidad y gastronomía de calidad a partes iguales. Traspinedo es la cuna de una receta única que ha pasado de ser un sencillo plato de campo a ser el santo y seña de un pueblo que encuentra en el lechazo churro su principal motor económico.
Para entender el éxito de este manjar que combina sabor y sencillez hay que remontarse siglos atrás, concretamente al XIX, época en la que las gentes de campo, jornaleros, resineros, pastores y ganaderos se veían obligados a comer caliente fuera de casa, pero debían hacerlo sin necesidad de cargar con platos, pucheros, ni cucharas. Precisamente, de la astucia de los sabios que antaño vivían y cuidaban del campo nació la receta estrella que hoy pone en el mapa gastronómico a Traspinedo: el pincho de lechazo churro a la brasa de sarmiento.